Unidad Orgánica de la Hispanidad
El Partido Nacional Hispanista proclama sin ambages que la hispanidad no es una ficción histórica ni un recuerdo colonial: es una comunidad viva, espiritual y cultural, llamada a reencontrarse bajo una estructura federal con voluntad política propia.
Nuestra meta es restaurar la gran unidad entre las naciones hispanas, bajo el principio de subsidiariedad y respeto por las identidades regionales. Como un árbol cuyas ramas se extienden por el mundo pero cuyas raíces son comunes, así debe ser la Federación Hispánica: unida en el espíritu, diversa en su forma.
Catolicismo como Alma de la Nación
No concebimos una civilización sin alma, ni una patria sin fe. La religión católica es el fundamento moral, histórico y cultural de nuestros pueblos. Lejos de imponer una teocracia, defendemos una nación cuyos principios se anclen en la doctrina social de la Iglesia: justicia social, bien común, dignidad humana y caridad política.
El catolicismo no es una imposición: es la savia de nuestra historia, y el cimiento invisible que permite a la sociedad crecer con orden, con propósito y con verdad.
Soberanía Tecnológica y Software Libre
En una era dominada por el espionaje digital y la dependencia tecnológica, levantar una patria soberana implica emanciparse del yugo de las multinacionales informáticas. Apostamos por el software libre como herramienta de independencia, transparencia y autodeterminación.
Las instituciones del Estado deben funcionar con tecnologías auditables, sin puertas traseras ni servidumbres extranjeras. Solo así garantizaremos un verdadero control ciudadano y una libertad digital real.
Bitcoin y el Derecho a la Propiedad Monetaria
En un mundo donde la inflación es el impuesto de los poderosos sobre los pobres, proponemos una revolución financiera pacífica: convertir a Bitcoin en pilar de la economía.
Su adopción progresiva como reserva estratégica y como respaldo de la moneda nacional permitiría a los pueblos hispanos recuperar el control sobre su riqueza. Bitcoin es una herramienta de dignidad económica frente al saqueo monetario de los bancos centrales y sus cómplices.
Una Política al Servicio del Pueblo
La política no debe servir a las élites ni a intereses internacionales: debe servir al pueblo, proteger su cultura, garantizar sus derechos y cultivar su alma.
Aspiramos a una democracia orgánica, donde la representación no se base en marketing electoral, sino en deber, competencia y servicio a la comunidad.
Rechazamos el partidismo vacío, la burocracia parasitaria y el caos liberal. Apostamos por una patria ordenada, justa y profundamente humana.